lunes, 2 de mayo de 2016

...a sentir mayo.

Era una noche del mes 
de mayo, azul y serena. 
Sobre el agudo ciprés 
brillaba la luna llena, 
iluminando la fuente 
en donde el agua surtía 
sollozando intermitente. 

Sólo la fuente se oía. 
Después, se escuchó el acento 
de un oculto ruiseñor. 
Quebró una racha de viento 
la curva del surtidor. 
Y una dulce melodía 
vagó por todo el jardín: 
entre los mirtos tañía 
un músico su violín. 
Era un acorde lamento 
de juventud y de amor 
para la luna y el viento, 
el agua y el ruiseñor. 
«El jardín tiene una fuente 
y la fuente una quimera...» 
Cantaba una voz doliente, 
alma de la primavera. 
Calló la voz y el violín 
apagó su melodía. 
Quedó la melancolía 

vagando por el jardín. 
Sólo la fuente se oía.

No hay comentarios: